El florecimiento de la civilización egipcia en el valle del Nilo, al igual que en Sumer, se debió a la necesidad de sistemas de irrigación que impulsaron la cooperación. Sin embargo, la interdependencia en Egipto superó a la de Sumer, evolucionando hacia una nación unificada bajo un solo rey, convirtiendo a Egipto en la primera nación de la historia, a diferencia de Sumer, que permaneció fragmentada en pequeños estados.